Nuestro desayuno ofrecido por la Sra. Doris |
El día amaneció gris. Miré por la ventana y estaba la cosa cruda. Nos había advertido el día antes la Sra. Doris, que el desayuno del Hostel Costanera era espectacular. Para muestra ver la foto adjunta, y así durante los tres días que estuvimos allí, aparte de otras atenciones que nos dispensaron y que no se reflejaron en la factura. No era caro, pues dormir con desayuno nos salió a 22,00 € día, y que por lo que se paga aquí por todo, era de lo más normal, comparándolo con el trato recibido.
Habíamos decidido ir a visitar el Parque Nacional Chiloé, que ha diferencia de otros vistos, este estaba especializado en la flora y fauna del lugar. Me dispuse a disfrutarlo con tranquilidad. Recorrí todos los senderos que estaban marcados y habilitados, iniciando mi recorrido por el más largo, el sendero Tepual, que te introduce en un bosque húmedo y espeso de arboles de largas ramas que se enredan entre si, y denominado Colgüe de Chiloé, y que en estado salvaje aceptan que otras vegetaciones compartan espacio con ellos. Estos son los arboles que los chilotas utilizan para hacer las cercas y el vallado a su territorio.
Mirador del Sur |
Y andando entre pasarelas de madera, para poder andar sobre los humerales fangosos, viendo estupenda vegetación, llegué al Mirador del Sur, y desde aquí era donde empezaba el autentico sendero Tepual, pues lo andado hasta aquí, era pura propaganda.
Inmerso en el sendero, a veces parecía una selva virgen, estaba andando yo solo. Solo mis oídos escuchaban el rumor del viento, el ruido de mis pisadas y el canto de múltiples pájaros, que imagino me vigilaban ellos a mi, pues yo no podía localizarlos. Esta solitud dentro de esta selva, era para mi un relax impagable.
Continué andando, y entre tanta naturaleza, fui disfrutando. Que delicia..., el sendero llegaba a su fin, había transcurrido más de una hora, y opte por continuar en una bifurcación que me llevaba a otro sendero, este era el Lahuen, y que transcurría gran parte del tiempo por encima de una pasarela de madera, así se conservaban mis zapatos del fango humeral. En el recorrido me encontré con la zona de los cipreses y del canutillo. El final del sendero llego en un mirador que daba punto final al recorrido por seguridad a los visitantes, pues estaba en condiciones impracticables para ser andado a partir de allí. Que pena, leñe..., me toco dar medía vuelta y regresar en busca de otro.
De vuelta, hacía el Centro de Interpretación, encontré mi segundo pájaro que pude fotografiar, era un Diucon, el anterior un Chucao, me saludo a dos metros de distancia, me hizo un refilado canto, y no me dio tiempo a levantar la cámara que se había fugado. Me dijeron que habría sido muy afortunado si lo hubiera podido fotografiar, pues es muy difícil poder tomar instantáneas del pajarito. En el Centro de Interpretación, echaron mano a la superstición chilota, y me preguntaron por que lado me había cantado el Chucao? Si me había cantado por mi derecha, sería afortunado, y si por el contrario, lo había hecho por la izquierda, tendría yo problemas. El pajarito de marras, me canto por la izquierda, y días después tenía la gripe..., ja, ja, ja.
Mirador Playa y Dunas |
Me informe de lo que me faltaba por recorrer, y me fui hacia el sendero Playa y Dunas.
Continué contemplando la variedad de la flora, y esta vez diferente a la anterior, ya que el suelo era arenoso a diferencia del anterior que era húmedo.
Tuve una pelea un escarabajo negro gigante, y por suerte me pude liberar de él.
Mi amigo el escarabajo gigante negro... |
Después de otra hora larga, y con esta se habían cumplido más de tres horas de paseos por la naturaleza, decidí ir a visitar el Museo del Fogón, donde se exponen utensilios de la forma de vida de la gente nativa chilota en su época usaban. Tenían expuestos desde una máquina para lavar oro, a una sierra para cortar leña, los típicos arados tirados por bueyes, los bongos de arrastre, una especie de canoa para transportar personas por la nieve o barro, el Changuay un artilugio para transportar materiales diversos por los terrenos embarrados, tirado por bueyes.
Eran al final, las 15:00 horas, y nos habían avisado que desde esta hora hasta las 18:00 horas iba a llover, y no se equivocaron. Llovió, caray si llovió, "a cubos", y esto nos impidió poder ir a visitar el Muelle de las Almas, un lugar inhóspito y extraño en el Pacifico. La visita quedó aplazada sine die...
Iglesia de Chonchi |
De vuelta a casa, aprovechamos para visitar en el camino, algunas de las Iglesias Patrimonio de la Humanidad. Primero pasamos por el pueblo de Chonchi.
La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, también conocida como Iglesia de San Carlos Borromeo, es un templo católico, y se ubica en la parte superior del pueblo, en la plaza principal del pueblo. La misión "San Carlos de Chonchi" fue creada por los misioneros jesuitas en 1764 para evangelizar a los indígenas payos que habitaban la costa de Chonchi y la cercanía del actual Quellon.
Los Palafitos de Castro |
Iglesia de Castro |
Como estábamos en Castro, no podíamos dejar pasar de visitar la más espectacular de las Iglesias Patrimonio de la Humanidad. Hacia la Plaza de Armas del pueblo que me dirigí, y allí, impresionante y esbelta se alzaban los dos campanarios de la iglesia. Estas iglesias son una maravilla, pues están totalmente construidas de madera, en ella no hay una sola piedra, y todo es madera.
La Iglesia de Castro está dedicada a San Francisco. El templo actual fue construido en el mismo lugar en que fueron erigidas otras dos iglesias, destruidas por incendios en 1857 y 1902. Su construcción se realizó entre los años 1902 y 1912. El 8 de agosto de 1911 la iglesia se derrumbó y hubo que volver a reconstruirla.
Finalmente se completó a finales 1912. Posee una superficie de 1404 metros cuadrados, un ancho de 25 metros, una longitud de 52 metros, una altura de 16 metros al cielo de la bóveda central, que además cuenta con una cúpula sobre el presbiterio de 32 metros y la altura de sus torres es de 42 metros. Es conocida de forma errónea como la Catedral, que en realidad se encuentra en la población de Ancud. Estar dentro de esta iglesia, es increíble, y te quedas maravillado de lo que han construido utilizando únicamente la madera. Te deja sin palabras..., es de una belleza única.
Y corriendo, con la boca abierta, nos fuimos hacia nuestro pueblo, queríamos llegar a tiempo para poder ver el interior de la Iglesia de Dalcahue, que el día anterior estaba cerrada a cal y canto, y nos habían dicho que últimamente se había inaugurado la iluminación interior y que era una maravilla poderla visitar.
Y llegamos cinco minutos antes de que nos la cerraran, y la pudimos visitar, es también otra maravilla de construcción en madera, y decorada con pintura imitando en las columnas el mármol.
Su construcción data de finales de siglo XIX y se levantó en el enclave que anteriormente ocupaba una capilla de misioneros jesuitas.
La iglesia de Dalcahue, tiene 38,40 metros de largo y 17,10 metros de ancho, la altura de su nave central es 9,23 metros aproximadamente, mientras que sus naves laterales tienen una altura de 5,90 metros. La altura de la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores es de 26,50 metros. Su pórtico tiene nueve arcos, que son solamente decorativos, pies el verdadero sostén de la estructura son postes en un dintel.
Su construcción data de la segunda mitad del siglo XIX y en una foto de Jermán Wiederhold de 1893, se ve que tenía un techo de cuatro aguas. El año 2013 se comenzaron trabajos de restauración que culminaron en septiembre del 2015 con la inauguración de su iluminación interior.
Y aquí acabo nuestro segundo día completo en la Isla Grande de Chiloé, nos dio para mucho y bello. Como siempre a descansar y cenar para prepararnos para el día siguiente que será el último que dedicaremos a la Isla de Chiloe.
Continuará...