Después de más de trece horas de vuelo, he llegado a la Terminal A del Aeropuerto Internacional de Ezeiza en Buenos Aires, con tiempo suficiente para poder coger el otro avión con destino Iguazú. En la Terminal C, me encontré con Norberto, uno de mis compañeros para los próximos 300 días por América, el que definí como americano/colombiano, con él que había quedado de acuerdo días antes para conocernos en anterioridad e ir juntos a las Cataratas de Iguazú, y que había llegado con anticipadamente, y lo primero que hicimos para celebrar nuestro encuentro fue compartir nuestra primera cerveza que gentilmente ofreció.
A los dos nos sucedió lo mismo, descubrimos que la información que rezaba en Internet facilitada por el mismo Aeropuerto de Ezeiza en su página oficial, no era veraz, ya que tuvimos que cargar con todo el equipaje, pues en el aeropuerto de Buenos Aires al contrario de lo que se informaba, no había consigna para guardar equipajes, y según nos contó un empleado de información que dijo trabajar allá por 30 años, jamás la hubo, invitándonos a los dos a presentar una reclamación al respecto.
En el horario previsto salimos hacia Puerto Iguazú, y después de un vuelo placido de dos horas llegamos a destino, donde nos esperaba cartelito en mano, nuestro "cicerone" para los próximos tres días, Marcelo el taxista que nos acompaño y nos guió en nuestras visitas a las Cataratas de Iguazú, tanto por el lado argentino, como por el brasileño, ya que él se encargo de los trámites del pase de la fronteras, y nos aconsejo como y qué teníamos que hacer para poder disfrutar en nuestras visitas.
En nuestro primer día en Iguazú, hicimos como los turistas, y nos estrenamos con un paseo en camión por la selva y un viaje en canoa de 2 Km por el río Iguazú a visitar la caída de las aguas de las cataratas por la parte baja, acabando con una ducha integral, que nos dejo mojados de pies a cabeza. Al acabar la aventura, bien mojados, nos fuimos secando al sol, paseando durante más de siete horas, visitando en primer lugar, la Garganta del Diablo, nombre que recibe la majestuosa catarata y que es la estrella del Parque Natural que protege esta maravilla del mundo, aunque las otras 175 cataratas que lo forman no son menores. Jamás había podido contemplar un espectáculo tan imponente de saltos y agua como este, y ahora entiendo él porqué esta denominado una de las Siete Maravillas del Mundo.
Al siguiente día, fuimos de nuevo a verlas, pero esta vez optamos siguiendo los consejos de Marcelo, hacerlo desde el lado brasileño. Lo primero que hicimos como el día anterior, apuntarnos a una visita "turística", pero esta vez cambiamos la canoa por un helicóptero, pudiendo contemplar desde el aire la inmensidad del paisaje y lo espectacular de las cascadas que se encuentran en esta zona, que esta considerada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad. Después como el día anterior a patear caminos y senderos para ir viendo el paisaje durante 5 horas.
En el link de fotos encontrareis unas cuantas fotos del lugar, y he abierto un nuevo link para los vídeos, donde iré subiendo aquellos que sean de interés según vaya filmando.
Aerolíneas Argentinas nos regalo un retraso de más 5 horas de espera, ya que teníamos que tomar el avión a las 18:30 horas, y salimos a las 23:30 horas, llegando a Buenos Aires bien entrada la madrugada donde nos esperaban Carla y Silvio, junto a sus dos hijos Patricio y Ornela, que también compartirán viaje con nosotros, con lo que el grueso de la expedición se elevará a nueve personas de momento.
Continuará...